Uno de los principales hándicaps de los proyectos de ingeniería para las empresas industriales es la valoración de la amortización.
Durante los últimos años, muchas empresas intentan amortizar los proyectos de ingeniería y automatización industrial en un plazo inferior al que se planteaba antes del 2008, con el inicio de la crisis. Como media, teniendo en cuenta que hay diferencias entre empresas y sectores, ahora se intenta amortizar el proyecto en dos años, en vez de los cinco anteriores.
Pero no solo la reducción del tiempo de amortización se ha visto afectada, sino también el alcance del proyecto en sí. Los proyectos se reducen, es decir, no se implementan todas las posibilidades y/o funcionalidades, sino que se acaba aceptando un 20%-40% del total de lo que se podría llegar a hacer.
Aunque de entrada puede parecer lógico reducir el plazo de amortización y el alcance, en realidad estas condiciones afectan negativamente a los resultados.
Pero, ¿qué debemos tener en cuenta para valorar adecuadamente un proyecto de automatización industrial y mejora de la calidad?
- El crecimiento previsto, la previsión de clientes y las tendencias del mercado. Siempre que sea posible, hay que implicar a los departamentos correspondientes para planificar el proyecto, no solo con las necesidades actuales o a corto plazo, sino con las previsiones a medio, e incluso a largo. Si al cabo de un tiempo hay crecimiento o cambios no previstos, se tendrá que “completar” con partes del proyecto inicial que se descartaron, lo que resulta más caro, menos rentable, e incluso puede no ser posible. Por lo tanto, la amortización inicial que la empresa plantea no es real, porque no se acostumbra a mantener el importe en el tiempo. Ante los cambios, a menudo tenemos la posibilidad de reorientar el proyecto o adaptar la maquinaria, pero tiene un coste extra no previsto en la planificación inicial.
- La mejora de la calidad. Este factor a menudo cuesta más valorarlo, ya que es más difícil de cuantificar. Pero la mejora de la calidad se traduce en un mejor rendimiento de la producción (menos errores, menos producción desaprovechada, un menor tiempo de resolución de problemas…) y una optimización del flujo de clientes (no perdemos clientes por problemas con la producción, y podemos acceder a nuevos clientes que pidan estándares de calidad más elevados).
- El impacto sobre el personal. Además de la reducción de costes en sueldos y puestos de trabajo, se reducen los errores humanos y se flexibiliza la producción, y por lo tanto los turnos si es necesario. También tiene un impacto positivo en la productividad, al facilitar las condiciones de trabajo.
- La reducción de costes, como por ejemplo los suministros y la energía, o los gastos de mantenimiento regulares o puntuales. En este sentido, la automatización permite realizar un mantenimiento predictivo, lo que se traduce en una rentabilidad más alta.
- El cálculo de la amortización. Una forma mucho más precisa de calcular la rentabilidad y la amortización es hacerlo con unidades productivas en vez del importe económico. Es decir, el número de unidades que podemos producir de forma más rápida y optimizada, y que nos permiten amortizar antes el proyecto.
- La financiación del proyecto. En el caso de que lo financiemos con una entidad bancaria, nos genera caja durante el tiempo que lo estemos amortizando.
Otro punto a valorar es el hecho de que la mejora continua tendría que ser un objetivo constante, ya que es fundamental para la supervivencia, competitividad y crecimiento de las empresas.
En resumen, la amortización tiene implicaciones tanto directas como indirectas en la producción que se tienen que valorar de forma global. Por otra parte, habría que planificar el proyecto con detalle y teniendo en cuenta las previsiones, como mínimo, a medio plazo.
Elaborar los presupuestos con previsión
Aunque parece evidente, a veces los presupuestos anuales de las inversiones se realizan con el conocimiento que tiene la empresa en el momento de elaborarlos. A menudo no se tienen en cuenta las necesidades a un año vista, y las que surgen durante el año siguiente tendrán que esperar al otro período si no hay presupuesto disponible.
Es pues importante hablar con los departamentos de la empresa que puedan tener esta información, como el departamento comercial o marketing y ventas, para planificar los presupuestos teniendo en cuenta las previsiones.
Saber lo que está haciendo el sector y la competencia
Para poder ser proactivos y previsores necesitamos conocimiento. Es decir, saber lo que están haciendo el sector y la competencia, y cuáles serán las tendencias del mercado.
No es fácil obtener esta información, especialmente una que sea de calidad. Pero en este sentido tu ingeniería es un aliado muy valioso: sabe lo que se ha hecho para otros clientes del sector, lo que están implementando, lo que les han pedido para sus proyectos… No estamos diciendo que te tengan que dar información confidencial de otros clientes, por supuesto, pero sí te pueden orientar y aconsejar desde un conocimiento interno del sector difícil de igualar, ya que ellos saben lo que les está pidiendo el sector.
Además, a partir de este conocimiento te pueden ayudar a definir el eje de tu ventaja competitiva: Coste o flexibilidad, ¿en qué te quieres diferenciar? Esta elección definirá tus inversiones.
En resumen, la proactividad y la previsión te ayudarán a aprovechar mucho mejor tus inversiones en automatización industrial, y para ello es necesario conocimiento del mercado y de la competencia. En este último punto, tu ingeniería te puede aconsejar desde una posición privilegiada en el sector.